Cami sentía como cada vez se hundía mas y más en la nieve, la que crujía con cada paso que lograba dar. Creía que llevaría caminando ya una media hora, pero a lo lejos aún lograba percibir el sonido de la ciudad: el claxón de los autos, la sirena de una ambulancia y el ladrido de los perros.
Tenía que seguir caminando, adentrarse aún más en el bosque, más dentro de la sierra, áun más profundo.
S...