Diría que desperté pero eso es una mentira, en verdad no dormi ni un minuto, solo esperé a que el primer rayo de sol se fugara a través de mi cortina para tener la justificación de por qué ya era legítimo bajar. Corrí sin importarme el suelo frío picándome las plantas de los pies. Cuando llegué a la esquina previa a la sala donde estaba el árbol se escuchó un forcejeo como de algo pesado moviéndos...